En la filosofía shramánica (budismo y Jainismo), nirvana es el estado de estar liberado tanto del sufrimiento (dukkha) como del ciclo de renacimientos.
Etimología
Nirvana es una palabra sánscrita que se puede traducir como ‘desatar’ (en referencia a los nudos de la mente) o como extinción, calma, quietud, desaparecer, cese, soplo de una vela (en donde la llama representa las pasiones incontroladas y se apaga). Se utilizaba comúnmente para designar un enfriamiento de algo, por ejemplo de la comida.
Definición
En el contexto religioso, este término pasa a aplicarse en las religiones surgidas en India como el hinduismo, budismo, jainismo, para así indicar un estado de cese de la actividad mental corriente y que significará una liberación espiritual. Dependiendo de cada contexto religioso, el nirvana tiene diferentes implicaciones. Las dos religiones más importantes respecto a su influencia en Occidente son la hinduista y la budista (fundada por el Buda Gautama).
En todas estas religiones, la palabra nirvana tiene connotaciones de
quietud y paz. La persona que experimenta el nirvana se compara con un
fuego apagado cuando su provisión de combustible se ha extinguido. En
todas ellas también este combustible sería la falsa idea del Yo, que
causa (y es causada por) el deseo, la necesidad, la conciencia, el nacimiento, la muerte, la codicia, el odio,
la confusión, la ignorancia. Entonces el nirvana no sería un sitio ni
un estado, sino una verdad absoluta que debe ser experimentada.
Según sus practicantes, la experiencia del nirvana es posible mediante:
- el trabajo y el estudio de uno mismo,
- las prácticas en sí (sin necesidad de un contenido religioso)
- la metafísica.
Cada uno de estos senderos considera que es el único que permite
alcanzar el nirvana y considera que los demás senderos son
seudorreligiosos y dirigidos por maestros o gurús falsos.
Hinduismo
El nirvana es el estado transcendente libre de sufrimiento y de la existencia fenoménica individual; es la experiencia religiosa más identificada con el budismo. La palabra procede de un verbo que significa enfriarse o apagarse, como el final de una vela. La connotación es que sólo en el nirvana están extinguidas las llamas de la lujuria, el odio, la codicia y la ignorancia. En estado de nirvana se rompe el ciclo de la transmigración, que de otra manera sería eterno. Su naturaleza ha sido muy debatida por el pensamiento occidental, algunos de cuyos investigadores sostienen que implica una total aniquilación aunque otros lo interpretan como beatitud eterna. Ambos puntos de vista son problemáticos en ocasiones, ya que el nirvana es indescriptible y sólo puede conocerse desde su experiencia.
En el hinduismo se habla de la unión con el uno absoluto (Brahman),
por tanto aunque el nirvana apunta a un mismo suceso de paz interior,
no se debe considerar exactamente con las mismas consecuencias que en el
budismo, ya que de hecho el budismo redefinió el concepto de nirvana
según sus propios postulados. Cada una por tanto tiene su propio marco religioso.
El hinduismo utiliza el término nirvana en su contexto de mokṣa (liberación del samsara o del ciclo de nacimientos y muertes repetidos), en el que el alma o ātmān se fundirá con la divinidad o lo absoluto. Esta liberación es por tanto una fusión del alma con la divinidad.
A su vez dentro del hinduismo este concepto de liberación es concebido de manera diferente por los distintos credos hindúes. Los devotos del dios Vishnú consideran que mokṣa
no implica la fusión monista del alma dentro de Dios, sino la
aceptación del alma para servirlo. Por eso en el vaishnavismo no se
desea realmente abandonar la reencarnación, sino servir a Dios, aunque
sea sufriendo en este mundo lejos de él.
Budismo
Siddhartha Gautama se refería al nirvana de la siguiente manera: «Hay, monjes, una condición donde no hay tierra, ni agua, ni aire, ni luz, ni espacio, ni límites, ni tiempo sin límites, ni ningún tipo de ser, ni ideas, ni falta de ideas, ni este mundo, ni aquel mundo, ni sol ni luna. A eso, monjes, yo lo denomino ni ir ni venir, ni un levantarse ni un fenecer, ni muerte, ni nacimiento ni efecto, ni cambio, ni detenimiento: ese el fin del sufrimiento.» (Udana, VIII, 2)
Como no se puede definir el nirvana con palabras, se lo suele delimitar por lo que no es:
- No es la existencia común a la que está sujeto el ser humano.
- No tiene principio ni fin (no se encuentra dentro del tiempo medible).
- No se puede generar o fabricar.
- No tiene dualidad, por lo que no puede ser descrito con palabras.
- No es un estado subjetivo de conciencia.
- No está condicionado a nada o por nada.
- No es ningún tipo de desarrollo o conversión.
- No tiene partes o etapas que se puedan distinguir unas de otras.
Buda Gautama
redefinió la consecución del nirvana presente en el hinduismo mediante
un proceso de meditación en el que se analiza el cuerpo y la mente como
carentes de una individualidad intrínseca. En ese proceso existe un
vacío de individualidad
de todo lo presente en el cuerpo y mente del sujeto. Esta falta de una
individualidad es también común en todos los fenómenos del universo.
Al igual que en el hinduismo, la realización del nirvana budista implica la liberación definitiva del sufrimiento de la existencia o de los diferentes estados de reencarnación
a los que todos los seres están sujetos. Pero en el budismo esta idea
será llevada hasta sus últimas consecuencias. La diferencia en el
contexto hinduista es que esto ocurre por la unión a un absoluto
(Brahman) a semejanza de lo que expone la mística de las religiones teístas (creencia en deidades, o la creencia en un creador del universo) occidentales.
La afirmación de que el budismo considera el nirvana como lo opuesto al samsāra
(el mundo tal como lo vivimos ahora) no es correcta desde el punto de
vista de la doctrina budista, toda vez que dioses y hombres están
sujetos al karma
y Buda expresó la liberación final de dioses y hombres en medio del
mundo de los fenómenos. Por lo tanto, se distanció de ese estado de
absorción en la divinidad o unión a un absoluto como vía de liberación definitiva tal como estaba presente en el hinduismo.
Śūnyatā
es por tanto la naturaleza final de la realidad según el budismo y que
Buda aplicó a cualquier estado de conciencia y existencia concebibles.
En el budismo también aparece la idea de liberación definitiva tras la muerte. El budismo mahāyāna de Asia Oriental
entiende el nirvana no como un objetivo externo sino como el encuentro
con la naturaleza más profunda de uno mismo, que solo necesita ser
reconocida. Se refieren a él como hermandad budista, condición
intrínseca, y vacío.
Jainismo
En el jainismo se refiere a la liberación de las ataduras del karma. Cuando un ser humano se libera de sus karmas finaliza su experiencia en el mundo logrando el nirvana. Técnicamente, el final del período de vida es llamado nirvana en tanto que ha acabado la existencia terrenal y ha alcanzado la liberación. El Moksa sería entonces la liberación que sigue al nirvana. Así tendríamos un primer paso, el nirvana, que realiza el Arhat y que solo después y mediante el Moksa pasa a convertirse en siddha, el liberado.
Los jainas celebran el Diwali como el día en que Mahavira logró su nirvana. El Kalpasutra narra detalladamente el nirvana de Mahavira